Cuando te pones a hacer el tonto frente a la cámara, no puedo evitar sonreír. Cada gesto, cada mueca y tontería que haces me recuerda lo increíblemente afortunado que soy de tenerte en mi vida. Esos momentos capturan lo mejor de ti: tu alegría, tu autenticidad, esa luz que llevas dentro y que ilumina todo a tu alrededor.
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